domingo, 2 de febrero de 2014

Oigo pasos de elefante cuando tratas sobre mí

Me exportas más
de lo que me importan 
tus latidos hacia la
cárcel suave de tus labios.

He conocido más estrellas
que miradas sin querer
en un paseo.
He compuesto el mayor
rompecabezas que (des)hizo alguien
solo con respirar.
He ido hasta Buenos Aires
buscando la cura a la
obsesión de no sentirte cerca
y me he intentado salvar
del diluvio bajo tus pestañas.

Nunca supe huir de ti;
aunque nunca quise aprender
a dejar de hacerlo.
Por seis, siete, cinco ya te dije...
Empieza mi número de preso,
el piloto de mi risa
y la droga que disfrazada
solo aumenta el número de piezas
de mi rompecabezas;
las pierde por Madrid
y a ciegas rota me busco,
no me encuentro,
te busco.

Y cuando tropiezo con
piezas caigo en la 
infinita cuenta de
una ciudad que me ahoga
y me revive; que me
zarpa y me atraca
cuando no sabe cómo 
quitarme las vendas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario