martes, 11 de febrero de 2014

El verbo del tiempo: un horizonte

(a 36 º sigo siendo persona
a más soy toda tuya)



Busco antítesis que te redescubran
a los que no te conocen más
que de pisar el mismo suelo que alguna vez has pisado
de Madrid.

Y siempre tengo la sensación de 
estar escribiendo el mismo poema;
aunque cada vez que te tengo a mi lado
soy como el cartel de las farmacias anunciando,
que ahora mismo tengo amor para curar mil corazones...
Y tú parece que tienes todo para avivar el mío;
si es que ahí me encuentro.

Y siempre tengo la sensación
de que el termómetro me miente
cada vez que hacemos el amor; 
porque para mí 
dejamos de ser personas
para llenar el mundo que nos encierra;
para hacer de la pared nuestra piel
que se condensa,
me libera y se evapora de mí.

No sé si esto es estar fuera de sí
pero lo que sí sé;
es que no haces más que anidar
en mis horizontes.

(a tantos grados no se puede seguir siendo humano)

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