Hoy me he levantado echando de menos tu piel salada
y las noches que sin ti
no son más que tiempo a máquina.
Tu cuello esbelto y suave, tejido en tequilas
con remiendos de besos en cenefas de cristal;
que reptan hasta el abismo de tu oreja
donde susurran imposibles de poesía.
Letra a letra del lóbulo a la espalda pasando por las dunas de tu pecho;
así se escribe un verso,
versando el arte de tu cuerpo desnudo al tacto de las sábanas.
Quién fuera el aire entre tu piel y tu pijama
para colarme en tus rincones de vez en mes;
madrugadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario