Soy adicta a las sacudidas emocionales.
A la confluencia de contradicciones.
Busco la adrenalina de un cuerpo a punto
de desconocer su límite.
Vuelvo al equilibrio como un péndulo,
buscando la gravedad y la velocidad.
Qué tienen tus ojos que no hablan,
que no quieren.
Vibro.
Saber tu cuerpo empieza a ocuparme.
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